Resumen corto: María Camino vive con su madre y su hermana Clara, ocultando un profundo tormento que la consume en silencio. Una noche, tras un incidente en su habitación, comienza a vivir aterrada por una presencia que la visita cada noche. Para disimular su estado, finge estar mejor y se muestra activa, aunque sufre en secreto. Ve en José Juan, primo del prometido de su hermana, una posible salvación y decide comprometerse con él, creyendo que el matrimonio la liberará. Sin embargo, los preparativos la agotan y su repulsión hacia él crece. Cuando José Juan anuncia un viaje, María se siente aliviada, pero su retorno inmediato la sume en la desesperación. En el tramo final del cuento, la narración da un giro y María parece prisionera en un lugar oscuro, delirando entre recuerdos, alucinaciones y violencia, mientras se insinúa que ha asesinado a José Juan y que su mente se ha fracturado irremediablemente.
Resumen completo de La celda de Amparo Dávila
En La celda, cuento publicado en la colección Tiempo destrozado (1959), Amparo Dávila relata la inquietante historia de María Camino, una joven que vive con su madre y su hermana Clara en una casa familiar donde reina una rutina ordenada y silenciosa. Desde la primera escena, durante el desayuno, María se muestra turbada, temerosa de ser observada o interrogada. Su comportamiento delata un secreto que intenta ocultar, una angustia interior que nadie más percibe. Su madre y su hermana no sospechan nada, pero María se siente vigilada, presa de un malestar inexplicable y de un miedo constante.
Esa noche, como era costumbre, la familia recibe a Mario Olaguíbel —prometido de Clara— y a su primo José Juan. Mientras ellos juegan a las cartas, María se mantiene en silencio, tejiendo junto al fuego. Sin embargo, inesperadamente decide unirse al juego, intentando parecer alegre y normal. Sus esfuerzos por integrarse resultan torpes, pues no logra concentrarse ni acallar su ansiedad. Apenas termina la velada, sube a su cuarto y, al abrir la puerta, se enfrenta a algo o alguien que el relato no describe con claridad, pero cuya presencia la aterra. Desde ese momento, su vida cambia por completo.
A partir de entonces, María procura mantener una apariencia de serenidad. Se muestra activa, se ocupa de tareas domésticas y aparenta bienestar para evitar sospechas. Pero en su interior sufre una tortura continua. Vive presa del recuerdo de aquella presencia en su habitación y del acoso que, noche tras noche, siente sobre sí. No puede hablar de ello con nadie, pues teme enloquecer o destruir la tranquilidad familiar. Su existencia se convierte en un infierno de miedo y silencio.
En medio de esta desesperación, María comienza a ver en José Juan una posible salvación. Imagina que, si se casa con él, podrá huir de su casa, viajar lejos y liberarse del tormento. Con esfuerzo, vence su timidez y empieza a mostrarse más cercana. La familia recibe con alegría su cambio de actitud, creyendo que la joven ha recuperado la salud. Pronto María y José Juan se comprometen, y la boda se fija para enero. Pero aunque la promesa de matrimonio le da esperanza, las noches siguen siendo una condena: el miedo continúa, el acecho persiste, y cada despedida del novio la deja sumida en un pánico insoportable.
Con los preparativos de la boda, María cae en un agotamiento físico y emocional. Las compras, las visitas y las decisiones la abruman. Empieza a sentir repulsión hacia José Juan y a perder todo interés por su futuro matrimonio. La vida se le vuelve una sucesión de tareas sin sentido, y su mente se hunde en una fatiga cada vez más profunda. Cuando él anuncia un viaje a Nueva York, María siente por fin alivio: la noticia le devuelve la alegría y una extraña sensación de paz. Pero su felicidad se derrumba esa misma noche al verlo llegar de nuevo. Enfurecida y desesperada, sube a su cuarto, llora de rabia… y entonces todo se confunde en su conciencia.
El relato da un salto abrupto. Ahora María narra en primera persona, desde un espacio oscuro y helado. Habla desde una “celda” o habitación cerrada, donde vive prisionera, rodeada de ratas y cadáveres de moscas. Su discurso es incoherente y fragmentado: confunde tiempos y lugares, recuerda su casa, su familia, el castillo donde ahora se halla, y a José Juan, que parece ser su carcelero y su amante. Dice que él no la deja salir, que la golpea y la vigila, pero también que “siempre están juntos”. En su delirio recuerda haberlo matado una noche, bajo la luz blanca de la luna, y que sus ojos quedaron fijos, como los de las ratas.
El cuento termina con María hablando sola, atrapada en ese espacio oscuro y frío, vigilando los rincones donde se mueven los ratones, temerosa de que “él” regrese. No queda claro si la prisión es real o producto de su locura. Lo único cierto es que la mente de María ha quedado encerrada en una celda sin salida, donde el miedo, la soledad y la obsesión la consumen por completo.
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