Emilia Pardo Bazán: Las medias rojas. Resumen y análisis de personajes

Ficha bibliográfica

Emilia Pardo Bazán - Las medias rojas. Resumen y análisis de personajes
  • Autor: Emilia Pardo Bazán
  • Título: Las medias rojas
  • Publicado en: Por esos mundos, 1914

Argumento

Ildara es una joven campesina gallega que sueña con emigrar a América para escapar de la pobreza y construir una vida mejor. Al regresar a casa tras recoger leña, su padre, el tío Clodio, descubre que lleva puestas unas medias rojas, símbolo de sus aspiraciones de cambio. Sospechando que planea marcharse, la interroga con desconfianza y, al confirmarlo, reacciona con extrema violencia. La golpea brutalmente, le daña un ojo y le rompe un diente. La agresión destruye su belleza y, con ella, la posibilidad de ser aceptada como emigrante. Finalmente, Ildara ve truncado su sueño de libertad: ya no podrá embarcarse hacia un futuro distinto.

Emilia Pardo Bazán - Las medias rojas. Resumen y análisis de personajes

Resumen de Las medias rojas, de Emilia Pardo Bazán

«Las medias rojas» (1914), cuento corto de Emilia Pardo Bazán, es una historia intensa y desgarradora que retrata con crudeza la violencia doméstica, la opresión patriarcal y la frustración de los sueños femeninos en un entorno rural profundamente tradicional. La protagonista es Ildara, una joven campesina gallega que, como tantas otras muchachas de su tiempo, sueña con emigrar a América en busca de un futuro mejor. La esperanza de una vida distinta, libre de las ataduras del campo y de la autoridad paterna, está simbolizada por un simple objeto: unas medias rojas de algodón nuevas, vivas y llamativas, que la joven lleva puestas con ilusión.

La historia comienza con Ildara regresando a casa tras recoger leña. Su padre, el tío Clodio, un hombre rudo, huraño y violento, se fija en las medias rojas que asoman bajo sus faldas. Ese pequeño gesto de coquetería, esa señal de modernidad y aspiración, desata su ira. Sospechando que la joven oculta algo, la interroga con sarcasmo. Ildara intenta justificarse y dice haber vendido huevos al cura para comprar las medias. Sin embargo, Clodio, incrédulo, interpreta el gesto como una amenaza a su autoridad y una señal de que su hija está planeando marcharse.

Entonces, el relato se torna brutal. El padre, enfurecido ante la posibilidad de perder a su hija —y con ella la ayuda en el trabajo del campo—, la golpea salvajemente. Ildara intenta proteger su rostro y su belleza, consciente de que su aspecto es su pasaporte para emigrar y alcanzar la libertad. Pero el castigo es feroz: un golpe le desprende la retina de un ojo y le rompe un diente. Queda desfigurada, tuerta, con el rostro marcado por la violencia.

Al final, su sueño se desvanece. Ya no podrá embarcarse hacia América. Para viajar, le dicen, las mujeres deben estar sanas y hermosas, con «los ojos alumbrando y la dentadura completa». El cuento concluye con la devastadora certeza de que la violencia no solo ha truncado un deseo individual, sino también una posibilidad de emancipación. Las medias rojas es un relato demoledor sobre cómo la violencia patriarcal hiere los sueños y el porvenir de las mujeres.

Emilia Pardo Bazán – Las medias rojas

Análisis de los personajes de Las medias rojas, de Emilia Pardo Bazán

En «Las medias rojas», Emilia Pardo Bazán presenta solo dos personajes principales, pero los dota de tal precisión y carga simbólica que ambos se convierten en arquetipos de una realidad social: la violencia patriarcal y la opresión estructural contra las mujeres en el mundo rural. La autora no necesita una gran galería de personajes para construir una historia poderosa, sino que le basta con el enfrentamiento entre una hija que sueña con liberarse y un padre que encarna el peso de una tradición brutal y opresiva.

La protagonista del cuento es Ildara. Es una joven campesina que, a pesar de vivir en condiciones precarias, conserva su belleza y una viva ilusión por un futuro diferente. Su caracterización combina la frescura de la juventud con la astucia y la determinación. No es ingenua, pero sí esperanzada: ha planeado su salida, ha hecho acuerdos con un «gancho» que facilita la emigración, ha reunido algo de dinero y ha comenzado a preparar su apariencia —de ahí la compra de las medias rojas— para insertarse en un mundo donde la imagen y la salud son su carta de presentación. Ildara representa la aspiración de movilidad social, el deseo de escapar del destino impuesto, el anhelo femenino de autodeterminación. Su forma de hablar, su peinado «como las señoritas» y su osadía al responderle al padre denotan una personalidad despierta que quiere más de lo que su entorno le permite. Sin embargo, esa voluntad choca con la cruda realidad: su cuerpo es castigado como advertencia y su proyecto de vida se frustra violentamente. La mutilación de su ojo simboliza no solo el daño físico, sino también la pérdida del horizonte y de la visión de futuro que ella había comenzado a imaginar.

El tío Clodio es el antagonista. Es el padre de Ildara, un hombre rudo, viejo, de escasa sensibilidad y completamente absorbido por la lógica de su mundo agrario y patriarcal. Su forma de hablar denota desprecio, celos y una agresiva sorna. Es autoritario y posesivo, pero también profundamente inseguro: teme quedarse solo, sin la ayuda de su hija, sin quien le cuide y trabaje la tierra que tanto esfuerzo le ha costado. Clodio no solo es un hombre violento, sino también la representación de una cultura que considera natural controlar el cuerpo y el destino de las mujeres. Al descubrir que su hija quiere otro futuro, se siente traicionado y reacciona con la única herramienta que conoce: la fuerza. Su violencia no es impulsiva ni accidental, sino que es deliberada y consciente, y responde a la necesidad de ejercer dominio. Clodio se opone a todo lo que implique modernidad, movilidad o deseo femenino. Por eso golpea a su hija: para dejar claro que él manda y que ella no tiene derecho a elegir su camino.

Ambos personajes están definidos con rasgos claros y contundentes, y en su conflicto se condensa toda una crítica social. Emilia Pardo Bazán no juzga directamente, pero deja que el horror de la situación hable por sí solo. En ese juego de contrastes —juventud contra vejez, esperanza contra resignación, deseo contra represión— se revela el drama íntimo de Ildara, que termina siendo también el de muchas mujeres silenciadas por un mundo que no les permitía soñar.

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